Liderazgo y partidos políticos
Para quien asuma el compromiso de convertirse en un líder político, es necesario que sepa que el requisito primordial para hacerlo, es poseer una enorme vocación de servicio. Un país no se construye a base de discursos emotivos ni con demostraciones de heroísmo, sino con propuestas concretas que aborden los distintos temas de interés del colectivo.
Todo líder político debe ser ético, visionario, motivador y promotor de los cambios para mejorar. Un líder hace que otros crezcan y logra que otros puedan alcanzar sus metas. También, debe construir un equipo al que es necesario que acompañe, aprecie su trabajo y con el que mantenga estrecha cercanía. Los valores y actitudes que está obligado a defender son la libertad, la igualdad, la equidad, la solidaridad, la confianza, la creatividad, la integridad, la responsabilidad y por sobre todas las cosas, el respeto a la diversidad.
Un líder debe soñar con un sistema político democrático en el que exista la división de poderes, la igualdad ante la ley, el estado de derecho, el pluralismo ideológico, el respeto a las minorías y por supuesto, la rendición sincera y constante de cuentas de quienes ocupan espacios de poder. Además, éste no puede ser indiferente ante las injusticias y mucho menos callar cuando estas ocurran, así no sea un afectado directo, pues el que guarda silencio ante un atropello es tan responsable como el que lo ejecuta.
Un líder debe reconocer sus errores y no sólo admitir las críticas de su entorno más cercano en los momentos difíciles, sino incluso cuando se goza de alta popularidad entre sus adeptos, La unión de muchos líderes hace que en muchos casos nazcan los partidos políticos, cuya misión es ser intermediarios entre los ciudadanos y los gobernantes.
Pero también los partidos son escuelas de formación de aquellos que aspiran mejorar la calidad de vida del colectivo a través de la creación de políticas públicas y sociales que sean efectivas, más no efectistas. El éxito de estas organizaciones depende de su visión de país y la coherencia que demuestren. La gente cree en los partidos que se avocan al trabajo social y a la construcción de propuestas donde estén incluidas las sugerencias de los ciudadanos.
La ventaja de construir un partido político con arraigo en la gente, es que con su activismo simultáneo en distintos lugares, existe uniformidad en el mensaje que se le da al colectivo, entendiendo que todo sector geográfico tiene sus particularidades, pero a la vez que hay una realidad global. Una organización política está y debe estar compuesta por ciudadanos.
Por eso, para que los partidos sean mejores y pongan los intereses de todos por encima de los particulares, el ciudadano común debe participar mucho más activamente integrándose a ellos o manteniendo constante contacto con sus dirigentes. Aquí cabe perfectamente un pensamiento del político y escritor irlandés del siglo XVIII, Edmund Burke: “Lo único que hace falta para que triunfe el mal es que los buenos no hagan nada”.
La clave de hacer política es trabajar en equipo, pues así se integra a mucha gente y por lo tanto, más y mejores son las ideas que surgen. Venezuela necesita de partidos políticos que crean, respiren y defiendan primero la Justicia.
Luis Eduardo Manzano
Secretario de Organización Primero Justicia Petare
e-mail: luisedu6@hotmail.com
Publicado en el Diario La Voz