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EL UNIVERSAL // Marina murió por "fuego amigo"

El caso
Marina murió por "fuego amigo"

Ir a comprar una torta tres leches le costó la vida a una joven en Petare
MARÍA ISOLIETT IGLESIAS

EL UNIVERSAL


Marina intentó guarecerse cuando escuchó el cerrado tiroteo que de repente había encontrado escenario, con ella en medio, en el callejón Vista Alegre, del barrio Nuevo de Petare. Pero cuando caminó apurada, detrás de su prima Isamary, para refugiarse en la casa donde compraban una torta tres leches, una bala la alcanzó directo a la cabeza y la tumbó sin contemplación sobre las escaleras. Aquel viernes 29 de junio, a las 8:32 pm, Marina, de 16 años, daba su último aliento tendida boca abajo.

Isamary volteó para asegurarse de que Marina estuviera detrás de ella, pero al girar la cabeza la vio caer. Ella tuvo el impulso de salir a socorrerla, pero los vendedores de postres no la dejaron. La obligaron a quedarse detrás de la puerta, tumbada en el piso.

La batalla campal comenzó para silenciar la acalorada discusión que dos vecinos sostenían. Las balas fueron el único argumento que encontraron los dos moradores para acabar con las diferencias que desde hacía minutos dirimían sin control.

El intercambio fue breve. A los pocos segundos de haber cesado el tiroteo llegó Lennis Sánchez, madre de Isamary y tía de Marina. Bajó apurada las escaleras del callejón para alcanzar a su sobrina. Cuando llegó, cargó a Marina y con ella en brazos corrió hasta la calle Las Quintas. Allí, un conductor de la línea troncal Petare-Carpintero-Barrio Nuevo prestó ayuda.

Lennis, esperanzada, llevó a Marina hasta el hospital Domnigo Luciani de El Llanito. Pero no hubo nada que hacer. La joven de 16 años ya había muerto. Había perdido mucha sangre.

Conocido de la zona

Con un claro tono de desesperanza que pareciera llegar desde el más allá, Jesús Merchán, padre de Marina, comentó que uno de los jóvenes involucrados en el intercambio de disparos era amigo de Marina.

Se conocían desde pequeños. "Él, cuando la veía en la calle, siempre la saludaba y le decía que ella era su novia. Marina era cordial, pero nunca le prestó atención", recordó el entristecido familiar.

El otro joven involucrado en el hecho, dijeron los familiares, vive en la calle Guzmán Blanco del mismo barrio. Pero él está preso.

Funcionarios de Polisucre lo agarraron el mismo viernes, pues llegó hasta el hospital de El Llanito -donde tenían a Marina- malherido. Una bala de su rival lo había alcanzado en el tobillo derecho.

El amigo de Marina aún está en fuga. "Nos han dicho que él está arrepentido, que mató a mi hija sin culpa", dijo Merchán, mientras veía algún punto de su casa, intentando revivir a su única hija hembra, la más consentida.

Funcionarios de la policía científica están tras su pista. Ya lo tienen identificado.

Se apagó una luz

Según recordó Migdalia Sánchez, madre de Marina, la joven era una excelente estudiante.

"Ella acababa de terminar el primer año del ciclo diversificado y había pasado todas sus materias... quería estudiar Contaduría...", recordó Migdalia con un claro nudo en la garganta, que daba la impresión que explotaría en cualquier momento para inundarla en un agudo llanto.

Jesús y Lennis al unísono explicaron que las compañeras de Marina estaban muy afectadas por los hechos ocurridos, pues la joven morena y de largos cabellos negros era de las más solidarias amigas.

Pero los estudios no ocupaban el tiempo entero de Marina, ella también se dedicaba a escuchar música. Al son de la salsa romántica enseñaba a bailar a uno de sus hermanos menores. También prefería de vez en cuando las baladas. "También era muy coqueta. Hasta para salir a comprar cualquier cosa de última hora al abasto de acá mismo, se bañaba, se peinaba y se vestía bonito. Uno la apuraba y ella refunfuñaba", recordó entre risas Migdalia.

Solidaridad hecha amigos

Jesús, regresando su mirada a la realidad, recordó que en aquellos días amargos, él, su esposa, cuñada y demás miembros de la familia encontraron un hombro amigo para llorar, una mano solidaria para sostener tanto dolor y amigos verdaderos para agilizar trámites.

"A la abogada Flavia Martineau y a su esposo, nuestro eterno agradecimiento por hacerse cargo de todo; a los vecinos por su constante palabra de aliento, a los conductores de la línea troncal su solidaridad y apoyo en los interminables traslados... y a los moradores del callejón donde murió mi hija, gracias por su consternación y por la vigilia organizada este viernes", dijo Jesús.

Mientras esa calma llega a la casa que dejó Marina, sus deudos -los que practican la religón católica- piden a la Virgen de Coromoto el descanso de Marina. Para ello, erigieron un altar con la imagen de la patrona de Venezuela y en el respaldar colocaron una foto de la aplicada adolescente. "Ella era una niña, una muchacha pura... una doncella, hija de María, así que le pedimos por ella, para que llegue rapidito al cielo".