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DIARIO PANORAMA // “Estás bella, le dije a mi hija ese día” (Reportaje sobre Flavia Araujo)


DRAMA. Diana Senatore habla de su hija una semana después de su muerte
“Estás bella, le dije a mi hija ese día”
Texto: Keila Vílchez

“La vi más preciosa que nunca y se lo comenté, antes que su papá la llevara a la universidad, sentí como si fuera una despedida”, dijo Diana Senatore, madre de Flavia Araujo, la joven asesinada en el tiroteo de LUZ.

El sueño de Flavia era ser cineasta y llegar a Hollywood, le apasionaba escribir canciones y poesías. Era muy querendona.

La estudiante tenía todo listo para irse a España hacer un postgrado en cine. Le gustaba escribir poesía, canciones y además lo hacía en sus guiones de la universidad. “Ella siempre tenía una sonrisa en sus labios, era cariñosa con todos sus compañeros”, aseguró Jesús Arocha, amigo de la joven.

La mamá de Flavia Araujo se pregunta consternada: “¿Por qué mi niña, por qué ella?”.

Su sonrisa, carisma y su jovialidad aún se respira en la casa de sus padres. Flavia Carolina es recordada por todos quienes la conocieron como una muchacha querendona.

Su sueño: ser una cineasta, pero le apasionaba escribir canciones y poesía.

“Desde su nacimiento en la clínica Amado sabíamos que iba a ser una niña, sumamente, especial. Las enfermeras y doctores se llamaban para que vieran a la gordita de ojos grises que había nacido”, recordó Diana Senatore, mamá de Flavia Araujo.

La madre de la estudiante de comunicación social reconoce que recuerda, como si lo estuviera viviendo, cada día de trasnocho y desvelo al lado de la bebé que cargaba entre sus brazos con recelo para que nadie la lastimara.

“Cuando se quedaba a dormir en casa de alguna de sus amigas yo no conciliaba el sueño durante toda la noche. Éramos muy unidas”, dijo llorando.

“Siempre la mimaba y la malcriaba en todo, desde muy pequeña. Así lo hacía también su abuela ‘nona’, como ella le decía”, aseguró Diana, mientras miraba cada una de las fotografías que le tomaron ella y Roberto, padre de Flavia, a su “Polaca”, como la llamaban.

Con la mirada perdida, poniéndose las manos en el pecho y casi susurrando la mamá de la joven aseguró: “Me quitaron un pedazo de mi corazón, Flavia era un angelito para la familia y sobre todo para mí”.

“Ese día la vi más preciosa que nunca y se lo comenté, le dije: ‘Mami estás bella’ antes que su papá la llevara a la universidad. En ese momento, sentí como si hubiese sido una despedida”, dijo Senatore.

Su pasión

“Su sueño era ser artista y llegar a Hollywood. Nos aseguraba a todos que iba a ser famosa”, contó Diana de la pasión de su “Polaca”.

Desde niña siempre le dijo a sus padres que se iba a dedicar al cine, incluso, cuentan sus amigos que tenía “don” y carisma para dramatizar escenas donde tenía que llorar. “Mi hija era una artista porque escribía para cine, para agrupaciones musicales y, además, era una dulzura cuando escribía poesía”.

Luego que culminara sus estudios en la Universidad del Zulia se iba a España, a casa de la madrina Isabel, a realizar un postgrado en cine.

“Su madrina le construyó un cuarto para cuando ella se mudara estuviera tan cómoda como en casa”, señaló su progenitora.

Admiraba a Jacobo Penzo y Leonardo Padrón. Su actriz preferida era Elba Escobar. No dejaba de asistir a ningún taller, congreso o cualquier actividad ligada al mundo del cine.

Todos en la universidad la conocían por el nombre artístico que ella misma se colocó: Flavia Pisapia, apellido francés de su abuelo materno.

En este último semestre de la carrera, en la mención audiovisual, la muchacha cursaba siete materias y el trabajo especial de grado. “A pesar que éso no es permitido como ella era tan buena estudiante se lo permitieron”, señaló su mamá.

Dolor

La madre de la “Polaca” se pregunta sin cesar, desde la tarde del pasado viernes 2 de noviembre: “¿Por qué mi niña, por qué ella Dios?”.

La muerte de su “estrella”, como ella misma la califica, ha dejado un vacío en la familia Araujo Senatore, pues Flavia era quien siempre les brindaba una sonrisa, al igual como lo hacía con sus amigos.

“La única forma que se la viera molesta era cuando alguno de sus planes no se daba. Se encerraba en su cuarto y no le abría a nadie. Sus rabias las calmaba comiendo chocolates por montón, les encantaban”, dijo llorando Diana.

Se la pasaba de dieta en dieta, pero la rompía cuando su abuela, Carmela Senatore, le preparaba su pasta. “Le encantaba. De resto se la pasaba comiendo atún y ensaladas”, dijo.

Cuando algún integrante de la familia se enfermaba ella era quien lo cuidaba. “Su padre estuvo muy grave, hace un par de años, y ella me decía angustiada en la clínica: ‘Mami prefiero morirme yo a que Dios se lleve a papá”, comentó desconsolada Senatore, mientras miraba las fotografías de la comunión de Flavia Carolina.

Ella piensa que su hija “escribió su misma muerte, porque entre sus cosas encontraron la historia de una muchacha, llamada Luna, que muere en las mismas circunstancias en las que ella falleció. Ahora se nos fue de nuestras vidas, pero nunca de nuestros corazones”.