Se atenta contra nuestro futuro
Venezuela es un país joven, pues de acuerdo a las proyecciones hechas por el Instituto Nacional de Estadística para este año en base al censo realizado en 2001, casi el 58% de los habitantes que residen en esta patria son menores de 29 años. Lamentablemente, a ellos no se les ofrece un futuro seguro, sino este segmento de la población es el más golpeado por la desidia gubernamental.
Según cifras oficiales, la mayoría de las víctimas de los homicidios en todo el territorio nacional tienen de 15 a 25 años de edad. Para colmo de males, los miembros de las bandas criminales principalmente alojadas en sectores populares también son jóvenes, quienes por falta de acceso a oportunidades de estudio y empleo, se dejan llevar por el ocio y el resentimiento y son captados por estos grupos.
Respecto al sistema educativo nacional, las escuelas -desde las preescolares hasta las medias o diversificadas- se encuentran en pésimo estado a nivel infraestructural y tampoco el pensum de estudio que se les dicta a los niños y adolescentes es el mejor. Tan solo una minoría puede asistir a colegios privados a recibir formación de calidad.
Solamente 1 de cada 10 jóvenes tienen la oportunidad de culminar sus estudios en una universidad en Venezuela, cifra incluso inferior a la media de Latinoamérica, en la que son 3 por cada 10. Lamentablemente, a estos pocos se les forma para ser empleados eficientes, pero no ciudadanos emprendedores. No se ha fomentado en ellos una conciencia social en la que sientan la necesidad de abandonar un poco el individualismo, para así buscar el bienestar colectivo.
En Venezuela tampoco se impulsa el deporte con suficiente fuerza. Este debería ser un esfuerzo conjunto del Estado con el sector privado, pero tristemente, en nuestro país existe una peleadera del gobierno con los empresarios, quienes bien pudiesen financiar proyectos que ayuden a edificar futuros talentos.
Sin embargo, no podemos ser ciegos y sólo echarle la culpa de todo a los que gobiernan ahora y a quienes lo hicieron antes, pues ante tanto abandono, los jóvenes han sido muy apáticos y no han luchado lo suficiente para cambiar esta realidad. Ciertamente, durante el año pasado los estudiantes universitarios estuvieron en las calles dejando claro que defenderían la Justicia, pero hace falta más que eso.
Por más esfuerzos que se hagan, el movimiento estudiantil universitario no puede representar a la juventud venezolana, pues como ya arriba lo escribí, sólo el 10% de los jóvenes tienen el privilegio de estudiar en una universidad.
Hay que hacer un esfuerzo mayor para que la juventud en su totalidad se integre con más frecuencia en cualquier forma de participación ciudadana y organización comunal. Bien podrían ser partidos políticos, organizaciones no gubernamentales, grupos deportivos, religiosos, entre otros.
Los jóvenes son el presente y la mejor garantía de un futuro más próspero, pero dependerá de si quieren o no asumir el reto de construir una patria más Justa.
Luis Eduardo Manzano
Sec. Organización PJ Petare
Luisedu6@hotmail.com
Publicado en el Diario La Voz – 20 de junio de 2008